Cinco cosas que debes buscar en tu futuro cónyuge

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Los cristianos creen que el matrimonio es un pacto “hasta que la muerte nos separe” delante de Dios y de su pueblo. Por esta razón, es extremadamente importante entrar en ese pacto con la persona correcta. Como pastor durante 10 años y esposo durante 16, frecuentemente se me pregunta: “¿Qué debería buscar en mi posible pareja?”. La respuesta a esta pregunta varía según quién lo pregunte y por qué, pero aquí hay cinco cosas que aplican en cualquier situación.

1. ¿Es cristiano?

Esto no siempre es tan obvio.

Cuando tenemos que elegir entre esperar por la mujer o el hombre cristiano que quizá nunca llegue y brincar a los brazos abiertos del maravilloso no cristiano que está delante de nosotros, ignorar esta verdad tan clara puede ser mucho más fácil de lo que pensamos.

Y hacerlo es cometer un error terrible.

Si eres cristiano, Jesús no es solo alguien en quien tú crees. Él es el Señor alrededor de quien tu vida gira. Tu amor por Jesús y tu entendimiento de Él determina cómo responderás a cada una de las preguntas que se te presenten en la vida.

¿Qué haces con el dinero que tienes? ¿Dónde elegirás vivir? ¿Cómo vas a ganarte tu salario? ¿Qué le enseñarás a tus hijos? ¿Cómo los disciplinarás? ¿Cómo te relacionarás con tu familia extendida, tus amigos, y vecinos? ¿Qué rol jugará la comunidad de la iglesia en tu vida? ¿Cuál es el propósito del matrimonio? ¿Cuál es el rol de cada persona en el matrimonio? ¿Qué harás con tu tiempo libre?

Y luego te casas.

Y todo lo que es tuyo se vuelve de tu pareja, y todo lo que es de tu pareja se vuelve tuyo. Ahora estas mismas preguntas deben ser respondidas por ambos… juntos. ¿Cómo pueden hacer esto si no comparten el mismo Señor y el mismo objeto de adoración?

No pueden.

O tu vida dejará de girar alrededor de Jesús como Señor y girará en torno a tu matrimonio, o experimentarás falta de unidad constante con tu esposo o esposa, lo que hará de tu matrimonio exactamente lo opuesto de lo que tu Señor desea.

2. ¿Ama a su iglesia local?

No le preguntes a tu posible pareja si valora la iglesia local. Observa si valora la iglesia local. La manera más fácil de hacer esto es ver su asistencia, generosidad, y servicio.

¿Está asistiendo a las reuniones de domingo regularmente? ¿Qué hay del grupo pequeño entre semana? Si no, ¿qué hace en lugar de eso? ¿Y qué te dice eso acerca de lo que valora?

¿Es generoso o generosa con sus finanzas? ¿Aparta cierto porcentaje de su ingreso mensual para sostener la obra de la iglesia? ¿Está disponible económicamente para ayudar a los miembros de la iglesia que están pasando por tiempos difíciles? Si no, ¿qué está haciendo con su dinero? ¿Y qué te dice eso acerca de lo que valora?

¿Está sirviendo en la iglesia regularmente? ¿Ofrece su tiempo durante la semana o el domingo para ayudar a que la iglesia cumpla su misión? ¿Conoce sus dones y los usa para bendecir a sus hermanos y hermanas? Si no, ¿qué está haciendo con sus dones y talentos? ¿Y qué te dice eso acerca de lo que valora?

No puedo exagerar la importancia de esta cualidad. Si un hombre o mujer no ama a la novia de Cristo, no va a amar a su propia pareja de la manera correcta.

3. ¿Es bueno para arrepentirse?

Después de 16 años de matrimonio, he aprendido que no soy el buen partido que pensaba que era. Soy un pecador capaz de cometer mucho pecado, lo que deja a las personas más cercanas a mí con mucho dolor.

Esto significa que he tenido que arrepentirme.

Mucho.

No, en serio.

MUCHO.

Y no importa con quién te cases, esa persona será, sin duda alguna, un pecador. Por la naturaleza misma del matrimonio, tu esposo o esposa pecará contra ti peor de lo que pecará contra nadie más, y tú serás lastimado por su pecado peor de lo que nadie más lo será. Y la única manera en que ambos pueden continuar viviendo juntos en unidad es si él o ella ve su pecado, lo reconoce, y se arrepiente. De otra manera, el matrimonio jamás durará “hasta que la muerte nos separe”.

Por causa de esto, debes de prestar mucha atención en cómo tu posible pareja trata con su pecado. ¿Está consciente de él o no puede verlo? ¿Lo reconoce o le echa la culpa a los demás? ¿Lo confiesa humildemente o lo oculta orgullosamente? La manera en que trate con su pecado contra otros antes del matrimonio es como tratará con su pecado contra ti en el matrimonio.

4. ¿Es bueno para perdonar?

Tim Keller dice, “la habilidad para arrepentirse y perdonar es esencial para el matrimonio”. Y tiene razón. No solo con quien te cases será un pecador, sino que la persona con quien te cases se casará con un pecador. Se casará contigo. Y tú pecarás contra tu pareja peor que contra nadie, y tú lastimarás a tu pareja peor de lo que has lastimado a nadie.

Esto significa que tendrás que arrepentirte.

Mucho.

No, en serio.

MUCHO.

Debes prestar mucha atención a cómo tu posible pareja perdona a los demás; si te casas con él o ella, habrá miles de ocasiones en las que necesitarás que te perdone. Separado de su perdón generoso y continuo, jamás serás capaz de vivir “hasta que la muerte nos separe”.

5. ¿Estás dispuesto a aplicar Efesios 5?

En muchas listas como esta, cristianos bien intencionados dirán que “tienes que estar atraído a tu posible pareja”. Aunque esto puede sonar como sabiduría, es una tontería. Usando esta lógica, los cristianos jamás hubiéramos sido elegidos como la novia de Cristo. Estábamos cubiertos por la suciedad de nuestro pecado y expuestos como una horrible prostituta delante de todo el mundo. Y aún así, Jesús nos elige, nos busca, y nos toma para sí. En lugar de preguntar “¿Me son atractivos?”, Jesús preguntó, “¿Estoy dispuesto a aplicar Efesios 5 con ellos?”.

Y lo está.

Esa debe ser la misma pregunta que nosotros nos hagamos: ¿Estoy dispuesto a aplicar Efesios 5?

Como hombre, esto significa que debes preguntarte si estás dispuesto a entregar tu vida por tu posible pareja, como Jesús entregó su vida por ti. ¿Estás dispuesto a dejar a un lado tus preferencias por esta mujer? ¿Tu independencia? ¿Tus sueños? ¿Tus libertades? ¿Tu control? ¿Tu vida, literalmente?

Como mujer, esto significa que debes preguntarte si estás dispuesta a someterte a este hombre, como la Iglesia se somete a Cristo. ¿Estás dispuesta a honrar a este hombre por sobre ti misma, lo merezca o no? ¿Estás dispuesta a respetarlo por sobre todo, se lo haya ganado o no? ¿A seguir su liderazgo, por más imperfecto que sea?

Estas son las cosas que Jesús te manda hacer. Si no estás dispuesto a hacerlas por tu posible pareja, entonces no te atrevas a casarte, por más atractiva que sea esa persona. Si estás dispuesto, entonces mientras continúes buscando a tu futura pareja, será más hermosa de lo que jamás imaginaste.

Eso es lo que Jesús hizo por ti. Él no eligió amarte porque fueras atractivo; te volviste atractivo porque Él eligió amarte. Ahora tienes el poder para hacer lo mismo.

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