Lineamientos para elegir las canciones para la adoración corporativa

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¿Por qué cantamos en la iglesia?

¿Es porque es divertido? ¿Porque es tradición? ¿Porque se siente bien?

Para algunos de nosotros puede que cantar en la iglesia sea todas estas cosas, pero esas no son las razones por las cuales lo hacemos. Cantamos en la iglesia porque el Nuevo Testamento nos ordena hacerlo.

Dos veces.

“No se emborrachen con vino, que lleva al desenfreno. Al contrario, sean llenos del Espíritu. Anímense unos a otros con salmos, himnos y canciones espirituales. Canten y alaben al Señor con el corazón, dando siempre gracias a Dios el Padre por todo, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo”, Efesios 5:18-20.

“Que habite en ustedes la palabra de Cristo con toda su riqueza: instrúyanse y aconséjense unos a otros con toda sabiduría; canten salmos, himnos y canciones espirituales a Dios, con gratitud de corazón”, Colosenses 3:16.

De estos dos breves pasajes aprendemos al menos cinco verdades claves acerca de las intenciones de Dios para nuestra adoración musical.

  • Se le ordena a todo miembro a cantar en voz alta, no solo a unos pocos seleccionados.
  • Debemos ser instruidos y aconsejados a través de nuestro canto congregacional.
  • Debemos cantar varios tipos de canciones.
  • Nuestro canto debe ser motivado por la gratitud a nuestro Dios por quien Él es y lo que Él ha hecho.
  • Cantar de esta manera es una expresión de estar llenos del Espíritu Santo.

Con estas cinco verdades en mente, el líder de alabanza puede elegir canciones con intencionalidad, buscando ayudar a la congregación a obedecer Efesios 5 y Colosenses 3. Abajo hay cinco lineamientos que ayudarán en el proceso.

 

Facilidad para cantar sobre gusto personal

De acuerdo con los dos pasajes de arriba, nuestra adoración musical debe ser congregacional. En otras palabras, podríamos tener el mejor grupo de alabanza proveyendo la mejor música del planeta, pero si los miembros de la iglesia no están cantándose unos a otros, fallamos en ofrecer la adoración musical que Dios desea.

Esto significa que una de las principales preguntas que debemos hacernos cuando estamos seleccionando canciones es: ¿Es fácil de cantar? Si no lo es, podría ser una excelente canción para la adoración personal. Pero no es la mejor elección para la adoración congregacional. Esto puede ser difícil para aquellos de nosotros que nos encantan las buenas composiciones, ya que tendremos que decir “no” a algunas de nuestras canciones favoritas y “sí” a canciones que puede ser que no sean tan interesantes artísticamente. Sin embargo, estos sacrificios valen la pena, porque empoderan a toda la congregación para que obedezcan el mandamiento de cantarse unos a otros.

 

Revelación y respuesta

Colosenses 3:16 también nos muestra que debemos instruirnos unos a otros a través de nuestros cantos. Esto significa que debemos de considerar muy cuidadosamente la letra de las canciones que cantamos, ya que las verdades que repasamos a través del canto son mucho más fáciles de recordar que aquellas verdades que recibimos a través de escuchar pasivamente un sermón. Nuestro tiempo de adoración musical puede instruir a la congregación a través de 1) canciones de revelación y 2) canciones de respuesta. Las canciones de revelación son aquellas que nos enseñan verdades bíblicas acerca de quien Dios es y lo que Dios ha hecho; las canciones de respuesta son aquellas que nos enseñan a responder bíblicamente a quien Dios es y lo que Dios ha hecho. En general, la comunidad evangélica más amplia tiende a elegir principalmente canciones de respuesta, y la comunidad reformada tiende a elegir canciones de revelación. Sin embargo, el libro Salmos está lleno de los dos tipos, y nuestros servicios también deberían estarlo.

 

Familiares y frescas

Para poder obedecer con fidelidad Colosenses 3 y Efesios 5 tu iglesia necesita tanto canciones que sean familiares como canciones que sean frescas. Las canciones que son familiares son necesarias para asegurar que la congregación (y no solo el grupo de alabanza) pueda cantar las canciones en voz alta como Dios ordena. Entre más se repita una canción, más fácilmente la congregación puede cantarla fuertemente y con gozo. Las canciones frescas también son necesarias para asegurar que la congregación quiera cantar la canción en voz alta como Dios ordena. Como todos sabemos, eventualmente llega un punto cuando las canciones familiares nos cansan y la congregación deja de encontrar gozo al cantarlas (en lo personal, ya no quiero que Cristo abra mis ojos si significa que tengo que cantar la canción de Danilo Montero otra vez). Para evitar esto, es importante introducir regularmente nuevas canciones al repertorio (Paul Baloche, el compositor original de “Abre mis ojos”, recomienda añadir dos canciones nuevas al mes). Por supuesto, una vez que se presenta una canción fresca, el objetivo es convertirla en una canción familiar (Baloche también recomienda cantar una nueva canción tres veces en las primeras cuatro semanas después de su introducción, para llevarla de ser una canción fresca a una canción familiar).

 

Himnos tradicionales y cantos modernos

Ambos pasajes no solo nos ordenan cantar como congregación, sino también cantar diferentes tipos de canciones como congregación. En nuestra cultura, las dos categorías generales de canciones de alabanza congregacional son A) himnos tradicionales y B) cantos modernos. Ambos tienen ventajas y desventajas. Por ejemplo, los himnos tienen la ventaja de cubrir una gran diversidad de temas y conectar a la congregación a la Iglesia Universal de otras épocas y lugares, mientras que tienen la desventaja de ser verbosos y usar lenguaje arcaico que para muchos es difícil de entender. Los cantos modernos tienen la ventaja de conectar con las expresiones musicales y culturales de muchos en la iglesia, mientras que tienen la desventaja de ser en ocasiones simplistas en sus letras o demasiado “poperos” para algunas de las personas en la congregación. Por estas razones, debemos incluir ambos en nuestros repertorios de adoración, aunque qué tantos elijamos usar de cada uno dependerá mucho de cómo esté formada nuestra congregación.

Siguiendo el tema de cantar diversos tipos de canciones, también debemos buscar incluir canciones lentas y rápidas en nuestro repertorio, así como canciones cantadas en la primera persona del singular (yo) y canciones cantadas en la primera persona del plural (nosotros). El libro de Salmos modela ambas cosas al incluir canciones de celebración y de lamento, y canciones cantadas tanto de la perspectiva de un individuo como desde la perspectiva de la comunidad.

 

Contar una historia sobre gusto personal

Si somos responsable de crear un repertorio de adoración de seis canciones, lo más fácil sería simplemente elegir las seis canciones que más disfrutamos cantar. Pero hacer eso no nos ayuda a obedecer Efesios 5 y Colosenses 3. En lugar de eso, deberíamos elegir nuestras canciones con un enfoque de enseñarnos unos a otros acerca de nuestro Dios y de cómo debemos responder a Él (Colosenses 3:16). Hay múltiples estrategias que podemos emplear para alcanzar este objetivo.

Primero, podemos pasar la semana leyendo y reflexionando en el pasaje bíblico del que nuestro pastor va a predicar. En oración podemos pedir al Espíritu Santo que nos ayude a seleccionar canciones que enfaticen el tema del pasaje y nuestra respuesta adecuada a él. Por ejemplo, si el tema del sermón es el temor, sería sabio elegir canciones que nos den perspectiva sobre cómo responder al temor en el cristiano (un ejemplo sería “La salvación es del Señor” o “Ya no soy esclavo”).

Segundo, podemos acomodar las canciones de revelación/respuesta y las canciones lentas/rápidas de manera que refuercen la historia que Dios está contando a través de la Palabra predicada. Por ejemplo, he encontrado útil abrir el servicio (antes del sermón) con canciones de revelación que afirmen cosas acerca del carácter de Dios que serán cubiertas en el sermón, y cerrar el servicio (después del sermón) con canciones de respuestas que modelen cómo debemos responder a lo que Dios ha dicho a través de la predicación. De manera similar, generalmente he usado canciones lentas para guiarnos hasta el sermón (ya que calman nuestros corazones y nos ayudan a concentrarnos en lo que Dios está a punto de decir) y guiarnos al terminar del sermón (ya que proveen un espacio para meditar en lo que Dios acaba de decir), mientras que uso canciones rápidas en el final del servicio para salir de la reunión celebrando la gracia y el perdón que hemos recibido de Dios ese día.

Por supuesto, no es necesario que sigas mi aplicación de Colosenses 3 y Efesios 5, pero es esencial que reflexiones en esos pasajes y determines cómo Dios desea que tú los apliques y obedezcas en el contexto de tu adoración musical corporativa.

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